jueves, 16 de diciembre de 2010

Láser contra las várices

Para tener unas piernas libre de várices  no basta con estimular la buena circulación, sino también haber salido favorecido en la lotería de los genes. Una várices es una dilatación patológica y permanentemente de una vena, que además de de representar una incomodidad estética, también es señal de un defecto circulatorio que puede complicarse con los años.
El cirujano vascular Carlos Fernández señala que las técnicas más modernas para eliminar las várices son de tipo endovascular. Lo que se busca es bloquear  el interior de la vena safena, que es la que tiende a delatarse, en toda su extensión. “En las cirugías, la tendencia actúa es que todo sea mínimamente invasivo, que implique el menor trauma al paciente, con un tiempo de recuperación reducido y con un mínimo de incomodidad postoperatoria, pero obteniendo los mismos resultados que se habían logrado con la cirugía convencional.
Sellar o extraer estas venas no afecta el resto de la circulación, porque es várices brotadas no  tienen un efecto circulatorio real desde el punto de vista funcional”. El especialista comenta que la mayoría de los interesados en tratar sus várices acude por razones estéticas. “Otro grupo importante presenta síntomas como sensación de pesadez o de picazón e las piernas, cansancio particularmente en la tarde, luego de períodos prolongados de estar de pie, calambres o inflamaciones en los tobillos.
También hay pacientes con síntomas más avanzados de influencia venosa como las tromboflebitis, coágulos de la sangre dentro de estas venas”, señala. “Cabe mencionar que de 100 pacientes con reflujo diagnosticado por ultrasonido doppler en la vena zafen, la mitad puede desarrollar una úlcera varicosa  largo plazo”.
Uno de los procedimientos de boga para tratar las várices  avanzada en la oclusión  endovenosa con láser  que busca sellar la vena desde adentro con este tipo de luz. Dicha técnica usualmente se combina con la mini flebectomía, que consiste en la extracción e segmento de pequeñas várices colaterales para afinar el resultado estético.
Su aplicación está contraindicada cuando existe trombosis venosa profunda o enfermedad arterial periférica, entre otras condiciones. El candidato ideal es aquel que tiene várices prominentes o palpables en los miembros inferiores, donde el ultrasonido demuestra que existe un reflujo venenoso en la safena interna o externa y que además evidencia que el sistema venoso profundo está libre de obstrucciones.
La ventaja de esta técnica es que pueda ser usada en pacientes de edad avanzada, ya que se hace con anestesia local y con sedación consciente, sin los riesgos cardiovasculares inherentes  a la anestesia general.

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