martes, 8 de febrero de 2011

Cuanto tiempo tomas para enamorarte, lo haces con el corazón o con el cerebro??


Enamorarse de una persona es un fenómeno que siempre asocian con el corazón. Sin embargo, la realidad es que ese proceso de enamoramiento sucede en el cerebro, donde se liberan sustancias que estimulan las reacciones químicas en todo el cuerpo. El amor fraternal o maternal también se manifiesta en el cerebro.

Cuando Soledad conoció a Juan, no podía explicarse por qué sintió tantas cosas en un segundo: el corazón acelerado, un profundo calor que le subió a la cara, y las famosas “mariposas en el estómago”. Ella lo describe como “amor a primera vista”, literalmente. Y aunque muchos incrédulos piensen que enamorarse así de rápido es imposible, existen evidencias científicas que demuestran que sí es posible. En menos de un segundo, puedes enamorarte.

La  Psiquiatra Rosa Nuñez dice que el estudio reveló que en un quinto de segundo, el amor activa 12 áreas del cerebro para liberar químicos que producen una euforia similar a la que causa el consumo de cocaína: son la dopamina, la oxitocina y la adrenalina, entre otros. De esas 12 áreas del cerebro que se activan, algunas envían señales al corazón, lo cual hace que aumenten los latidos y se produzcan sensaciones de todo tipo, como las llamadas “mariposas en el estómago”.  Además, el amor afecta funciones mentales más complejas como la imagen de uno mismo y la creación de metáforas (o sea, cuando se establece una relación de semejanza entre dos términos y alguna característica o cualidad que existe entre ambas; como cuando hablamos en doble sentido). Por eso a veces hasta nos volvemos poetas.
Entonces, ¿en dónde sucede el amor en el cerebro, o en el corazón? digamos que se origina en el cerebro y tiene fuerte repercusiones en el corazón.  Siempre relacionamos al amor con el corazón porque es a este órgano al que sentimos. No podemos sentir cuando el cerebro libera todas las sustancias que crean la excitación y el enamoramiento, pero podemos sentir que el corazón late más rápido, que un calor sube por el cuerpo e incluso, podemos sonrojarnos.  Es decir, el cerebro envía las señales del amor y el corazón, las manifiesta.

En este fascinante estudio, también se encontró que no todos los amores son iguales. Es decir, que con cada tipo de amor, una parte diferente del cerebro es la que se activa. En el amor pasional se enciende la parte del cerebro que se relaciona con el llamado “sistema de recompensas”. Esta parte del cerebro regula y controla el comportamiento e induce el placer.  Mientras que en el amor incondicional, como el que se da entre madres e hijos, se da a la mitad del cerebro.

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