El rostro adolescente se caracteriza por sufrir variaciones en su dermis; una de las más frecuentes es la aparición de espinillas. El acné es un trastorno cutáneo que se origina por el aumento de secreción de grasa, la influencia bacteriana y la inflamación desencadenada por estos elementos. Se caracteriza por presentar comedones cerrados no inflamatorios (puntos blancos), comedones abiertos (puntos negros) o lesiones inflamatorias.
Específicamente, los puntos negros son micro-comedones que no salen a la superficie; por el contrario, forman una estructura quística compacta constituida por restos de células muertas, bacterias y pelos. La pigmentación oscura, casi negra, se debe a la oxidación de la melanina. Este tipo de comedón genera un gran impacto psicológico y emocional en los adolescentes, ya que son visiblemente identificables y difíciles de eliminar.
Existen muchos mitos entorno al tema de acné y puntos negros; distintas creencias atribuyen su aparición a la dieta diaria, ésta -aunque no es la principal causa- puede incidir significativamente en los niveles de grasa que se ven reflejados en nuestro cuerpo. Por ello, es importante mantener una dieta balanceada y comer alimentos bajos en grasa para mantener una piel saludable.
Otro de los mitos es el maquillaje; algunos productos de belleza poseen como ingrediente activo el aceite mineral, esto sumado al sudor y agentes externos, puede generar a la aparición de acné y de puntos negros. Por esta razón, se recomienda remover el maquillaje antes de dormir para evitar obstrucción de los poros durante la noche; un hábito de limpieza que debe fomentarse desde la adolescencia.
Sin embargo, esto no quiere decir que las jóvenes y mujeres de cualquiera edad no se puedan maquillar por miedo a la aparición de puntos negros. Pueden hacerlo, considerando siempre una rutina de limpieza adecuada para remover el maquillaje y otras impurezas.
Cuando la tendencia es la aparición de acné o puntos negros, lo recomendable es una limpieza del rostro de dos a tres veces al día con jabones no comedogénicos (que evitan usar ingredientes que obstruyen los poros, previniendo la aparición de espinillas) y luego aplicar los medicamentos o el tratamiento que sea necesario a cada tipo de piel.
Para esto, existen diferentes productos en el mercado como exfoliantes, limpiadores, cremas y geles dirigidos al grupo de personas propensas a la aparición de los comedones abiertos. Incluso existen medicamentos y rutinas que pueden ayudar a reducir esta patología cuando se presenta de manera leve. En su mayoría estos tratamientos contienen ácido salicílico que modifica el patrón de descamación, impiden
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