viernes, 17 de diciembre de 2010

Sí, podemos ejercitar nuestro cerebro

El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender.” Plutarco (h. 50-h. 120) Historiador, biógrafo y ensayista griego.

Existe la idea (actualmente) errónea de que con la edad es inevitable la pérdida de facultades cerebrales, especialmente debido a la pérdida de neuronas. Esto no solamente no es cierto, sino que se ha demostrado que, con los ejercicios adecuados, es posible regenerar “circuitos” cerebrales que se consideraban perdidos.

Lo que más afecta a la pérdida de facultades cerebrales no es la edad, sino la rutina. Basándose en estos hallazgos, los doctores Lawrence Katz y Manning Rubin, autores del libro Keep your brain alive, han desarrollado una serie de ejercicios neuronales (neurobics) orientados al desarrollo de nuevos caminos por donde circulan las señales eléctricas del cerebro.

El cerebro procesa información o estímulos provenientes de los 5 sentidos, y basándose en esos estímulos construye una respuesta adecuada. La mayor parte de las veces utilizamos los mismos sentidos, de la misma forma, para hacer las misas tareas. La repetición hace que se “fijen” los caminos neuronales en el cerebro para producir siempre las mismas respuestas. Y eso es bueno, pues nos permite automatizar lo que hacemos, haciéndonos más efectivos.

El problema es que, según nos hacemos viejos, los caminos neuronales formados a base de repetición tienden a deteriorarse, y si no existen caminos alternativos, empezaremos a perder facultades. ¿Cómo funcionan entonces los “neurobics”?

La idea es romper las rutinas, es decir, forzar al cerebro a realizar las mismas tareas, pero con estímulos diferentes. Por ejemplo, para ducharte siempre tienes los ojos abiertos. Pues bien, trata de ducharte con los ojos cerrados y forazarás a tu cerebro a fiarse de los estímulos provenientes de otros sentidos, como el tacto y el oído. En poco tiempo sentirás como te resulta más fácil utilizar tus otros sentidos, e incluso notarás como se aguzan, de manera parecida a lo que le sucede a las personas que pierden la vista.

Al acostumbrar al cerebro a realizar la misma tarea con estímulos diferentes, estamos construyendo nuevos caminos neuronales. El cerebro tendrá así más de una opción para realizar la mismas cosas, lo que reducirá considerablemente la pérdida de facultades con la edad.

¡Pero cuidado! Como indican muy bien los autores, no todos los cambios de rutinas se pueden considerar “neurobics”. El cambio tiene que ser lo suficientemente profundo como para hacer trabajar al cerebro. El ejemplo que ponen es muy esclarecedor: si siempre escribes con tinta de color negro, cambiar a tinta roja no es un estímulo suficiente. Para que se convirtiera en un verdadero ejercicio neuronal tendrías que escribir con la mano izquierda (si eres diestro), o con la mano derecha (si eres zurdo).

El libro está plagado de ejercicios neuronales para todo tipo de situaciones cotidianas: para tu casa antes de salir a trabajar, para el trayecto a la oficina, mientras estás en la oficina, para ir de compras, etc. En total se describen 83 ejercicios diferentes, que son sólo la punta del iceberg. Una vez entendido el concepto, cada uno puede crear sus propios ejercicios neuronales a medida.

¿Ya conocías los “neurobics”? ¿Realizas este tipo de ejercicios habitualmente? ¿Qué ejercicios neuróbicos se te ocurren que pudiéramos practicar todos?

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