La afección se produce porque la glucosa elevada genera daño en los nervios y vasos sanguíneos
El pie diabético se da porque los niveles elevados de glucosa en sangre, característicos de la diabetes, producen un daño progresivo de los nervios y de los vasos sanguíneos. Por un lado, esto puede conducir a la falta de sensibilidad en los miembros inferiores (neuropatía diabética) favoreciendo la generación de lesiones; y, por otro lado, puede provocar una mala circulación o disminución del flujo sanguíneo en los miembros inferiores (enfermedad vascular periférica o pie isquémico), lo que impide la curación de las heridas.
De esta manera, una simple lesión, como un corte o una raspadura, puede provocar inconvenientes más serios, hasta llegar a una gangrena. Y en ese punto, para evitar que siga creciendo y corra riesgo la vida del paciente, generalmente se procede la amputación.
Se estima que entre un 15 y un 25 por ciento de los pacientes con diabetes desarrollarán úlceras en algún momento de su vida. Y de ellos, entre un 10 y un 30 por ciento sufrirá, además, una amputación. Según estadísticas de la Fundación Contra el Pie Diabético (FCPD), cada 30 segundos se produce en algún lugar del mundo una amputación a causa de la diabetes.
“El antecedente de ulceras de pie aumenta el riesgo de amputación en dos a tres veces. Las ulceras preceden más del 80 por ciento de las amputaciones en estos pacientes”, explica Maricela Peliccani, cirujano vascular.
Una alternativa. Para tratar las heridas y las úlceras de pie diabético es necesario lograr la cicatrización de la lesión: cuanto más rápido se cierre, menos posibilidades de infección y, por lo tanto, de amputación. Pero cuando la cicatrización no ocurre de la manera adecuada, la amputación es la primera solución.
Para evitar esto, la biotecnología desarrolló nuevos tratamientos que lograron disminuir en forma significativa la gravedad de las lesiones.
Se trata de un factor de crecimiento epidérmico que estimula la formación de tejido, así como la formación de nuevos vasos sanguíneos o amilogénesis. “Es una formulación inyectable que se aplica directamente en el sitio de la herida y promueve el rápido cierre de la lesión en diabéticos que tienen dificultad para cicatrizar sus heridas. Así, evita la amputación de un alto porcentaje de pacientes con lesiones profundas que, en muchos casos, eran resistentes al tratamiento” afirmó Jesús Fernández, representante del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana, Cuba, donde fue desarrollado el medicamento, y asesor de la Clínica Popular Nazareth del municipio Juan Antonio Sotillo.
El factor de crecimiento epidérmico está disponible en varios países del mundo. En Venezuela se utiliza desde hace seis meses. Se inyecta tres veces por semana en la lesión, durante aproximadamente tres meses. El paciente no necesita internarse, indicó el especialista.
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