Tendemos a pensar que la búsqueda del placer es algo frívolo, evanescente, cosa del momento, pero de hecho, lo que nos lleva a ello es una parte fundamental del instinto de supervivencia.
Si no obtuviéramos placer en las cosas, no haríamos amigos, no comeríamos y ciertamente no practicaríamos algo tan turbio y peligroso como son las relaciones sexuales. Y en ese caso... ¡adiós homo sapiens!
El placer significa cosas diferentes para diferentes personas. Pero para los científicos es simplemente una recompensa por hacer lo que el cuerpo desea.
En gran parte es satisfacer necesidades básicas, una de las que evidentemente es la comida.
La dopamina
Dentro del cerebro, hay diferentes circuitos del placer que se ocupan de la alimentación, pero uno de los más importantes es el sistema de recompensas de la dopamina.
Hacemos muchas cosas en la vida -entre ellas comer, mantener relaciones sexuales, apostar y tomar riesgos- porque al hacerlo nuestros cerebros se llenan de la dopamina del bienestar
La dopamina es vital pues es lo que dispara el deseo de comer. Tanto así que cuando se bloquea su acción en un animal, deja de comer y, por consiguiente, muere de inanición.
Pero cuando se trata de comer, tanto como saber cuándo comenzar es importante reconocer el momento de parar.
Un estudio reciente, que involucraba comer chocolate, reveló cómo funciona el mecanismo interno del cerebro cuando los circuitos del placer dicen "basta".
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